El tiempo de Cuaresma, culmina con la Resurrección
Ignasi Miranda
No hay Cuaresma sin Pascua, ni Pascua sin Cuaresma.
|
- No hay Cuaresma sin Pascua, ni Pascua sin Cuaresma. Así resumía
el diácono permanente Josep Urdeix el año pasado, en una
intervención radiofónica, el itinerario central del calendario
cristiano: la Cuaresma, la Semana Santa y la Pascua de
Resurrección.
- Este año el tiempo de Cuaresma empieza el 13 de febrero,
miércoles de ceniza, un día en que el mensaje del texto
evangélico (Mateo 6, 1-18) se refiere a la limosna, al ayuno y la
plegaria que son, por otra parte, los tres pilares de estos cuarenta
días. Pero el llamamiento a los cristianos es, sobre todo, no hacer
las cosas para que nos vean, sino obrar con discreción, vida
interior e intimidad. El primer día del tiempo cuaresmal, al final
de las celebraciones eucarísticas, el sacerdote impone a cada
persona un poco de ceniza haciendo la señal de la cruz sobre la
frente, y recuerda normalmente esta frase: “¡Conviértete y cree
en el Evangelio!”.
- Y es que la Cuaresma es el tiempo en que la Iglesia de Jesucristo
intensifica su llamamiento a la conversión personal de todos los
creyentes. Recuerda los cuarenta días que Jesús, antes de sufrir
la crucifixión, pasó ayunando en el desierto superando tentaciones
-como nos recordará el Evangelio del domingo 17 de febrero- y
llenándose con mucha vida interior y reflexión. Actualmente,
existe un precepto de ayuno, con una única comida fuerte y sin
comida entre horas, para el miércoles de ceniza y también el
viernes Santo. Por otra parte, se establece una abstinencia de carne
el mismo miércoles de ceniza y todos los viernes hasta el viernes
Santo. Estos gestos, sin embargo, no se piden para que los
cristianos los sigan como una obligación, sino como un signo de
comunión y de unión con la persona de Jesús. Más allá de eso,
la Iglesia no quiere tampoco que nos quedemos con estas formas de
vivir la Cuaresma. Quiere que vayamos más allá, con propósitos de
rezar más y hacer mejores obras. Por ejemplo, sustituir la
abstinencia de carne por una buena mariscada en un restaurante de
lujo, como se hacía institucionalmente en tiempos del franquismo en
España, no es vivir cristianamente este tiempo.
- La Cuaresma, que se acaba el domingo de Ramos (este año el 24 de
marzo), es también preparación para el gozo de la Pascua. Por lo
tanto, no es un tiempo de tristeza, sino de contemplación. Una
buena opción para vivir estos días es participar regularmente en
plegarias comunitarias y atender también la individual, así como
leer textos bíblicos y especialmente el evangelio. Ciertamente, es
una lástima que, en nuestro país, quiera olvidarse la Cuaresma
mientras se anuncia de manera reiterada el inicio del Ramadán de
los musulmanes, cada año más presente en muchos de nuestros
países, sobre todo europeos. Respeto por otras confesiones no
cristianas, sí; pero sin dejar que se olvide la nuestra, la
católica.
- La penitencia es la otra gran palabra que suena durante la
Cuaresma. Es simplemente el llamamiento que todos los creyentes
recibimos de reencontrarnos con Dios, mediante el sacramento de la
reconciliación, la celebración comunitaria de la penitencia y
también gestos de hermandad con los demás, entre ellos también la
petición de perdón y la purificación de la memoria que tantas
veces ha pedido el Papa Juan Pablo II. Todo da paso a la Semana
Santa, que empieza el domingo de Ramos, con el recuerdo y la
vivencia de la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén antes de
la pasión, y se acaba el domingo de Pascua, la fiesta más
importante para los cristianos. Es tan importante que no se celebra
sólo un día, sino cincuenta. Durante la Semana Santa, también
celebramos la institución de la Eucaristía y el amor fraterno, el
jueves Santo, y la pasión y muerte de Jesús en la cruz con una
intensa plegaria universal, en este caso el viernes Santo. En
definitiva, nos encontramos un año más ante la mejor oportunidad
de conocer las raíces y el sentido de nuestra fe.
|
|
VOLVER
AL ARCHIVO DEL DÍA
|
|
|
|