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Picasso, ¿cristiano o agnóstico?

Felipe Santos

¿Picasso era cristiano o no?.

Tu vida fue el arte en sus más variadas concepciones. Te fuiste de tu ciudad a Madrid y después, atraído por el surrealismo de Breton, te encontraste pletórico y deprimido, a veces, en Paris. Al cabo de tantos años, tu obra- parte ella- vuelve a Málaga para gloria de tus paisanos y del mundo entero. Sí, Pablo, porque tu huella es universal y nadie puede arrogarse tu pertenencia a ningún partido político. La belleza de tu pintura y escultura no es ni de izquierdas ni de derechas. Que lo digan si no, los millones y millones que te visitarán con el paso del tiempo. Tu personalidad supera los marcos de partidos políticos y de otras tendencias que anhelen cosas distintas al carácter mundial de tu persona y de tu obra.

El día 27 se inauguró el museo que lleva tu nombre en tu tierra natal con la presencia de los Reyes de España y demás autoridades civiles, junto a tus familiares.

Contemplando en otro museo, tu cuadro de la Crucifixión, se me viene a la mente esta pregunta:

¿Cristiano o agnóstico?

Picasso fue bautizado en la parroquia de san santiago, según consta en la Actas del Bautismo de la iglesia malagueña.

No significa mucho a simple vista, pero sí cuando se te ve desde el prisma cristiano en el que se desenvolvió tu infancia.

En tu devenir por la vida durante los 91 años , tu pintura y escultura pasan por diversas etapas. Es curioso, no cabe duda, que en los azarosos años 1930 pintaras el magnífico cuadro de la Crucifixión.

Según cuentan los especialistas, “no te resultó fácil sustraerte al fuerte influjo de la religión cristiana de tu país natal”. La obra de Cristo aparece más o menos unida a tu vida en los momentos cruciales y críticos. Como nos suele pasar a todos los humanos. Sin duda que te confesabas un agnóstico, pero abierto a lo trascendente.

¿Cómo se explica que dedicaras más bocetos a este cuadro que a ningún otro? Tu vida personal no pasaba por los mejores instantes en el año 1930, teñida de sangre por las recientes guerras.

Si a todo esto se une que tu matrimonio con Olga Koklova no marchaba bien, nos daremos cuenta de que todo influyó en tu personalidad. Basta ver y contemplar tus obras La danza y el Guernica,

de las que la Crucifixión es su soporte. Al igual que para los cuadros dedicados a la tauromaquia.

¿Qué se ve en la Crucifixión?

Si tú decías que no vieran tus obras para entenderlas sino para sentirlas, ante esta obra religiosa uno se queda anonadado al percatarse de que los temas fundamentales de toda tu trayectoria se condensan en ella. Si se ve el cuadro con detenimiento y con sabor- y en las coordenadas de Cristo-, aparecen en sus bellos rasgos tus temas esenciales : la muerte, el sufrimiento, la religión, los ritos ancestrales y el sacrificio de las víctimas inocentes.

Durante esta época, tus lecturas de Freud y sus conexiones entre sexualidad y prácticas religiosas ejercieron tal influencia en tu pintura que aprendiste los dos ejes fundamentales del escritor alemán: la muerte y el eros. Aquí está el “quid dela cuestión” de la Crucifixión.

Su universalidad sobrepasa incluso el cristianismo, ya que muestra algo congénito al ser humano como es el dolor. Tema que, por otra parte, no es ajeno a tu propia infancia cristiana. Lo afirma Arianna Stassinopulos: “ El catolicismo (...) no era una respuesta para Pablo Picasso (...). Rechazó la Iglesia, pero durante toda su vida Cristo fue el símbolo de su propio sufrimiento”.¿No pasa hoy lo mismo en ciertos sectores de la Vieja Europa? Millones de creyentes y pocos practicantes.

Cuando tenías dificultades serias, es cuando más pintabas dibujos de Cristo Crucificado. Como Job en el Antiguo Testamento, al morir tu hermana, comenzaste a pintar como una venganza contra el mismo Dios porque tu súplica no había sido escuchada. La petición que le hiciste al Señor fue dejar de pintar si se ponía bien.

La visión del cuadro llama la atención por sus colores rojos y amarillos, verdes y azules. Igualmente impresiona la descomposición de sus figuras, símbolos de la tortura psicológica y emocional en las que estabas sumido.

A pesar de confesarte ateo, ¿cómo es posible que pusieras tanto cuidado y mimo en reflejar la figura de Cristo, tan tratado en la pintura a lo largo de los siglos? Los padecimientos de Jesucristo, sobre todo los instrumentos de su Pasión, la esponja y el vinagre, la túnica con los soldados, el sol, la luna, elementos de la mitología medieval, el centurión a caballo, los soldados jugando con el tambor, la escalera, las figuras de la Virgen y María Magdalena, llenas de dolor y pena... Con todo ello nos haces ver que Cristo es la víctima inocente que debe ser inmolada para el bien de los demás.

Russell define así tu cuadro: “La crucifixión, la corrida y los desastres de la guerra tienen en común el hecho de centrarse entorno a una víctima inocente. Estos tres temas se aúnan para ilustrar la gran capacidad de causar la muerte que tiene el ser humano, y (especialmente en el caso de la crucifixión) la necesidad que siente de una nueva vida mediante la resurrección.

Recientemente un investigador de tu obra ha revelado que quisiste casarte por la Iglesia con tu musa Jacqueline y tu “deseo de morir dentro de la Iglesia de Dios”. También que te hubiera gustado que te enterraran en la catedral malagueña.

Este mismo historiador revela que acudiste un sacerdote dominico, P. Severino Alvarez, profesor de la Universidad de Roma. Le dijiste tus antecedentes religiosos y deseos de que recibieras cristiana sepultura en la de tu padrino Pablo. Tu investigador, el malagueño Maldonado, l ofreció al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, el recorte de la noticia en la que le decía, según tu conversación con otro sacerdote dominico:” consiga que se cumpla la voluntad del artista y se trasladen sus restos mortales a Málaga”.

¡Enhorabuena por estar, con 204 obras, en tu querida ciudad de Málaga! Tu arte le dará el esplendor que merece y el sueño tuyo se hace realidad en este otoño del 2003.

 
 

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