Respetar la vida humana desde la concepción

Auxiliadora García Bellorín

-“Maestro, ¿Quién pecó para que éste naciera ciego? ¿El o sus padres? -Ni él ni sus padres, nació así para que se vieran en él las obras de Dios". Y las obras de Dios también se hacen a través de los hombres. Estas obras son de misericordia, especialmente con aquellos que más nos necesitan ¿Ven por qué tantas diferencias?.

 

 
“Al aprobar el aborto eugenésico*, los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sólo cumplieron con su trabajo” -consideró el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Pablo Álvarez Icaza Longoría. Y, yo me pregunto: -¿dónde quedaron los derechos de los bebés por nacer, de los las mujeres que engañadas son sometidas a un aborto?, esta nueva ley nos hace cuestionarnos sobre los valores de la vida, de la ética y de la moral.
Al hablar de problemas de importancia social, con repercusiones éticas, conviene tener conocimientos explícitos para dar un juicio correcto de ellos. Por esto, quiero citar al Dr. José Hernández Yago, presidente de la Sociedad Valenciana de Bioética, que dice que “se ha demostrado inequívocamente que en el momento de la fecundación del óvulo por el espermatozoide, surge un ser humano con todo el genoma completo y que nada se añadirá a la cadena genética, durante el resto de su vida”.
La ciencia del DNA establece positivamente el hecho, de que por mandato de la naturaleza, la primera célula humana viviente, que se forma cuando el espermatozoide penetra el óvulo, contiene un DNA que es exclusivo del nuevo ser humano al cual pertenece. Es indiscutible y demostrable que este DNA es diferente al DNA de los padres. La primera célula que se crea con la fecundación es un ser humano diferente, con derechos propios. Por tanto, esto anula la consabida frase de “soy libre de hacer lo que quiera con mi propio cuerpo”. Nuestros derechos terminan donde empiezan los del otro.
Hoy en día nuestros políticos nos están dando leyes que desvirtúan el valor de la vida, dándonos la posibilidad de eliminar la vida de un ser humano que vive en el vientre de una mujer, pero que no es parte de ella.
La posición de la Iglesia Católica al respecto está claramente expresada en el artículo 2270, del Catecismo: "La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida”.
La vida humana, cualquiera que sea su estado físico o psíquico debe ser respetada, porque tiene valor en sí misma. Seamos fieles a defender la vida de quien aún no puede defenderse, de quien tiene que defenderse en algunos casos de su propia madre, porque las leyes del país donde vive, tratan de eliminarlo, antes de que venga a ocupar un lugar en la sociedad, donde podría disfrutar de los así llamados “Derechos de los Niños”.
La legitimación del aborto eugenésico en la opinión pública, es fruto de una mentalidad que acoge la vida sólo en determinadas condiciones, rechazando la limitación, la minusvalidez y la enfermedad. Tenemos que recuperar una madurez moral y salir de las fronteras estrechas del egoísmo, que condena a un inocente a pena de muerte, únicamente porque nos estorba, porque no nos gusta y porque se nos antoja deshacernos de él. Si queremos justicia y libertad para todos, defendamos la vida. ¿Qué peor violencia que arrancar del seno materno a una criatura?... eso es violentar a la mujer en su intimidad y es violentar a un ser indefenso.
*Eugénesis: Aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana.

 

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Publicado el: Viernes, 28 de Noviembre de 2003 13:20:27 -0600